Manuel con este libro crea una nueva temática en la escritura sureña.
Manuel Moraga Vidal, que parte haciendo una retrospectiva a sus propias traiciones, a las del consigo mismo, enfocadas en la ausencia de ese otro, de besos de traición. La autonegación del “Yo”, la necesidad de “limpiar ese hombre que habita”, da paso al reconocimiento de dolores íntimos, provocados por aquel juvenil-traidor, “animal que aparente inocencia”(op. cit), con un juego de espacios y épocas, que parecen confundir la razón del atento lector; sólo el autor logra hilvanar la secuencia real de los hechos, en capítulos que van desde el hoy al ayer, pero que no aparentan visualizar el mañana.
Me arrepiento hoy 13 de abril
de haberte escrito poemas
que guardé por todos los bolsillos
yo, que tenía las agallas de una perra en celo
me quedé gata entre tus pasos flotando en la madera
como si fueras el mejor hechicero de este aquelarre
mago, hoy 13 de abril, tarde
atenderé con la impureza de mi boca
tus párpados cuando sueñas con el réquiem de mozart
allí a 3 centímetros atentaré tarde tu boca.
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