
Traían las mejores comidas a la mesa, mujeres vestían
Ropajes de seda traídas de su último viaje a
Los mejores vinos rojos bebidos en copas de plata
con adornos de rubíes, circones ónix y cuarzo
La condición para festejar
dejar las penas en la puerta.
Y así, sentados a la mesa, riendo, bebiendo;
llegó la hora para el gran número de la noche.
Bailando entraron al hombre de las penas.
Con sable, cuchillo y lanza dieron muerte a la carne
para servirse el plato hondo de los grandes festines.